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Nunca te olvides del punto de partida mientras haces el camino. 

Sin ese pasado no serías quién eres hoy.

Aprender a valorar nuestro origen no es tarea fácil. 

El desapego, el olvido o el rechazo pueden apartarte de él.

Pasa la vida y te das cuenta que ya no encajas en ese principio que también es tuyo.

Reclama y acepta tus raíces.

Ellas forman parte de quiénes somos y nos ayudan a decidir hacia dónde vamos.

Cada detalle de tu historia; pasado, presente o futuro, está conectado a tu identidad.

Nutrir nuestras raíces, nos hará crecer.

Cortar las hojas que se tuercen, nos hará mejorar.

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